¡Ese es el mío!
Es cierto que lo que ocurrió al final fue decepcionante y resultó muy triste para los verdaderos caraquistas vivir una temporada tan maravillosa y que nos quedáramos sin título.
Pero hay muchas cosas positivas e inolvidables de esta campaña, a pesar de que ese banderín no estará en nuestra vitrinas: de eliminados pasamos a ser el mejor equipo de la ronda eliminatoria; los muchachos dieron una gran demostración, se cargaron el equipo al hombro de octubre a diciembre; contamos, esta vez sí, con algunos excelentes importados que hicieron la diferencia; ganamos la serie particular a las gallinas, y ni hablar de la temporada de record del Chucho Guzmán.
Es cierto, el round robin fue otra cosa, prácticamente otro equipo (por las limitaciones, las lesiones, los refuerzos que no dieron la talla, los jugadores que no fueron consistentes), pero aún así sacamos la casta de multicampeones y logramos ganarle a nuestro más acérrimo rival de los últimos años en un juego extra para ser los primeros en clasificar a la final, y después nos batimos en siete juegos.
En un séptimo juego cualquier cosa puede ocurrir, se juega toda una temporada en un solo partido. Esta vez fue para ellos, que lo disfruten, mientras tanto estoy convencida de que vendrán más finales para los Leones del Caracas y espero que la gerencia tenga el buen tino de saber conducir a nuestro glorioso equipo por buen camino.
Con orgullo caraquista, más vivo e intenso que nunca: Leoooooooooooo, leooooooooo, leooooooooooooo
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